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domingo, 23 de agosto de 2015

¿VAS A RENTAR TU CASA?

Es común que la mayoría de los problemas entre arrendadores e inquilinos surjan porque ambas partes desconocen sus derechos y obligaciones. Si tu estás en alguna de estas partes más vale que no te fíes de la buena voluntad y pongas la ley de por medio.
El principal propósito de rentar un inmueble es obtener ingresos adicionales, pero sin poner en riesgo la propiedad y mantenerla en buen estado, por eso es fundamental ser cuidadosos en la selección de los inquilinos, asegurándonos que se trata de personas con un buen historial crediticio y con capacidad de pago.
Generalmente la renta de un inmueble re realiza por un año y al término se renueva, previa negociación del nuevo monto de la renta y las condiciones. Hay diferentes formas de garantizar el pago: una fianza o unos meses de adelanto a modo de depósito.
Hay empresas que garantizan el pago de la renta y ofrecen servicio jurídico en caso de que surja algún problema con los inquilinos. Es válido contratar estos servicios o incluso hay agencias inmobiliarias que los otorgan a través de alguna afianzadora o aseguradora, esto para evitar lo más posible tener que acudir a los tribunales cuando el problema se agrava.
Otro factor de riesgo deriva de la modificación vigente sobre la Ley de Extinción de Dominio en el DF, la cual indica que el gobierno podrá adjudicar inmuebles donde se pruebe que se cometieron actos de delincuencia organizada como secuestro, robo de vehículos o trata de personas, sin tener que indemnizar a los afectados.
Por tanto, ahora resulta más importante que nunca que los propietarios de inmuebles tengan en su poder los documentos que los acrediten como tales. Los especialistas subrayan la importancia de asesorarse con profesionales inmobiliarios al ofrecer en renta una propiedad.
En cuanto a capacidad de pago, hoy resulta indispensable que se haga una investigación acerca de la misma en el futuro arrendatario. El aumento en la morosidad es un factor que el mercado inmobiliario debe afrontar. Las inmobiliarias se encargan de este trámite.
Cubrir a tiempo la renta y conservar en buenas condiciones el inmueble arrendado son las principales responsabilidades de cualquier inquilino. Desafortunadamente esto no siempre ocurre y quien paga los platos rotos es el dueño de la propiedad.
En quién puedes confiar
Es común que los propietarios de un inmueble se dejen llevar por conveniencias financieras y después de un contrato rápido renten el predio al primer aspirante. Las consecuencias de estas operaciones exprés pueden ser desastrosas; en el peor de los casos el nuevo inquilino paga sólo el primer mes de renta y el depósito y nunca más vuelve a pagar nada hasta que es lanzado, previo juicio a costa del arrendador o casero.
La ley establece que existe un proceso de arrendamiento cuando ambos contratantes se obligan de manera recíproca a cumplir sus responsabilidades.
No se trata de desconfiar de todos los interesados, sino de tomar las precauciones necesarias para evitar futuras sorpresas desagradables.
Entrevista a los posibles inquilinos

De acuerdo con información del Instituto de Administradores Inmobiliarios, también es importante realizar una entrevista con los probables inquilinos, con la finalidad de conocerlos, analizando aspectos familiares, sociales y laborales que nos permitan formarnos un juicio más claro.
Si rentamos inmuebles de manera regular es necesario tener preparado un cuestionario que llene el solicitante y que sirva de guía durante la entrevista, que contendrá preguntas como lugar de trabajo, ingreso mensual, número de personas que habitarán el inmueble, dónde vive actualmente y motivo del cambio, etcétera.
El Instituto explica que una vez recibida toda la documentación, es necesario corroborarla por medio de mecanismos como la consulta directa en el Registro Público de la Propiedad, el Buro de Crédito, en su lugar de trabajo o directamente en los tribunales para detectar un posible historial negativo.

Mencionan que otro punto medular en el arrendamiento es la elaboración de un contrato adecuado, para lo cual se recomienda la asesoría de un abogado o un profesional inmobiliario, pues de la correcta redacción de ese contrato depende, en gran medida, el éxito en los juicios en caso de incumplimiento.
Nada de recurrir a los machotes que venden en las papelerías, pues generalmente éstos ya son formatos obsoletos y que poco sirven a la hora de la verdad.